
La equinácea posee una gran cantidad de constituyentes
y principios activos que actúan de manera conjunta para
oponerse así a los invasores no deseados, mejorando la
defensa del sistema inmunitario, y ayudando a crear un
escudo antimicrobiano.
Contiene polisacáridos que protegen las células de las
agresiones víricas, elementos diversos con efectos
antiinflamatorios y alcamidas con propiedades tanto
antifúngicas como bacterianas.
Cuando aparecieron los antibióticos, la popularidad de la
echinacea disminuyó mucho en los EE. UU. Sin embargo,
en Alemania no llegó a suceder lo mismo, donde se siguió
utilizando muy frecuentemente para el tratamiento de
los padecimientos inflamatorios y en algunas infecciones
virales.
Después de muchos estudios, la Comisión E de Alemania
reconoció a la Echinacea purpúrea como planta aprobada
y efectiva en 1989.
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